Mi madre es francesa pero no hablo francés, ni siquiera ella. Mi padre nació en Barcelona pero ni él ni yo hablamos catalán. Mi abuela es portuguesa, su marido español. Mi otra abuela es de León y mi otro abuelo no sé ni de dónde procede, pero ha estado en más lugares que tú y que yo juntos. Con esa mezcla era de suponer que yo no saldría muy normal:
Odio la lluvia pero me encanta mojarme con ella mientras corro. Disfruto abrigándome cuando hace frío y sufro cuando hace mucho calor. Me encanta cómo huele el invierno pero no lo cambiaría por una noche de verano. Adoro los pantalones pitillo, mis converse rotas y los gorros de pompón. No soporto el tabaco y tan solo el olor del alcohol me quita las ganas de beberlo. No me gusta estar en sitios donde hay mucha gente y aunque haya poca, si no la conozco, me resisto a permanecer. Escucho música que ninguna de mis amigas aprecia. Cada vez odio más el pop y nunca me gustó el rock español. Soy tan perfeccionista que llego a desquiciar. Aún así, soy un desastre, tan desordenada… eso sí, en cuanto se dobla la esquina de una hoja me pongo histérica. Voy corriendo a todas partes porque normalmente llego tarde, aunque, odio ser impuntual. Siempre intento empezar la casa por el tejado y siempre acaba quedando perfecta no sé cómo. Odio que no me digan la verdad, que me oculten cosas y que hablen a mis espaldas. Soy incapaz de decir una mentira y eso a veces me trae problemas. Soy fría y despegada pero aprecio a mis amigos y a mi familia como nadie. Odio llorar y a veces no me queda más remedio. Pero me encanta reír, que se rían, de mí si hace falta. Me aburre la monotonía y dicen que estoy loca. Como me dijo un amigo padezco el síndrome de culo inquieto y se me va la olla. Si por mí fuese sería cantante de rock, bailarina, surfera, fotógrafa y un millón de cosas más. Dicen que soy inteligente sólo porque saco buenas notas pero no es cierto. No me gusta leer, quizás porque nunca lo intenté. Cada vez le tengo más asco a la gente que hiere a los demás con sus palabras porque sí, sin ningún motivo. Nunca podría llegar a hacer daño a alguien, aunque odiase a esa persona. No me tomo la justicia por mi mano, simplemente espero a que el tiempo haga su trabajo y ponga a cada uno en su lugar. Invento las mejores excusas para cada situación aunque luego las desmiento. Siempre tengo algo que decir y dicen que parezco un tío por cómo actúo. Adoro el silencio pero me chifla cantar a voces. Soy una indecisa. Me caracterizo por mi pasotismo y odio depender de alguien. Pero lo peor de todo es que no sé lo que seré dentro de 3 o 4 años porque, hace dos, no estaba ni la mitad de pirada de lo que estoy ahora.
No sé si tendré la constancia necesaria como para llevar este blog más o menos al día, como dije antes, me aburro con facilidad. Pero lo intentaré. Por cierto, mi nombre es Lidia.
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