Es increíble lo simple que nos parece una hoja de papel. Un folio en blanco puede ser a ojos de algunos insignificante, pero no lo es. Piensa tan solo en lo que puedes hacer con él. Las opciones van desde lo menos trascendental hasta lo más existencial: un poema, una carta de amor, un dibujo, la lista de la compra, una canción, una declaración de guerra, un acuerdo de paz, una amenaza de muerte, una carta de suicidio...
Nuestra vida es como ese papel en blanco. Sus trazos dependen de nosotros mismos, de lo que queramos hacer con ella. Somos libres de escoger. Siempre. Incluso si dejamos el folio vacío, si no escribimos nada y lo arrugamos; si lo tiramos a la papelera... estamos decidiendo abandonar. De igual modo podemos escoger entre aprovechar nuestro paso por este mundo y escribir algo, o despreciar absolutamente todo y ver la vida pasar.
Si decides optar por lo primero, si empiezas a escribir, seguramente te equivoques y tengas que tachar. No te preocupes porque, aunque no tengas goma de borrar, sigues disponiendo de la otra cara de la hoja. Así que haz y deshaz sin miedo, aprovechando el papel. Si así lo haces siéntete orgulloso, porque el que escoge lo segundo, el que tira su folio a la basura.. no sabe lo que se pierde.
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