lunes, 14 de febrero de 2011

don't-close

Puede que mañana tengas un examen muy importante. Quizás lo lleves mal preparado y necesites repasarlo todo bien, muy bien. Entonces decides encerrarte en tu habitación, sin dejar que nadie pase o te dirija una palabra. Y no te das cuenta de que muchas veces es mejor sacrificar un cero con cinco en un examen; unos minutos de estudio precario, y dedicárselos a aquellos que te quieren. A aquellos a los que quieres.      Porque de ese cero con cinco menos no te acordarás dentro de veinte años pero, probablemente, aquellos sorbos de madrugadas seguirán presentes en tu memoria cuando ya no estén a tu disposición. Y, entonces, te alegrarás de haber compartido unos instantes en víspera de examen en lugar de haber memorizado hasta las comas de un libro de historia..

No hay comentarios:

Publicar un comentario